Esencial para nuestra salud mental y emocional

 


Hay momentos en la vida donde parece que todo se complica, días en los que sentimos que se nos acaban las fuerzas y no vamos a ser capaces de continuar. Tal vez por una enfermedad, la muerte de un ser querido, la pérdida del trabajo, el abandono de la pareja y pensamos que el mundo se derrumba. En momentos así necesitamos de alguien que nos mire con ternura y nos diga ‘aquí estoy’. Decía Antoine de Saint Exupéry: 

“el amigo es en primer lugar el que no juzga (…). Tú, mi amigo, recibes con amor lo que te doy, como embajador de mi imperio interior. Y lo tratas bien, y lo haces sentar y lo escuchas. Y henos aquí felices”.

Está comprobado científicamente que los vínculos afectivos y las relaciones cercanas tienen un impacto positivo en nuestra salud mental y emocional. Un estudio publicado por la revista Psychological Science (apa.org/) muestra que quienes tienen amigos y confidentes cercanos están más satisfechos con sus vidas y tienen menos probabilidades de sufrir estrés, ansiedad y depresión; también tienen menos posibilidades de morir por cualquier causa, incluidos problemas cardíacos y enfermedades crónicas.

Cuando tenemos un hombro para llorar, alguien que nos escucha con atención y cariño, nuestro sistema nervioso se regula y podemos recuperar el equilibrio. 

A veces los amigos son personas que conocemos desde la infancia, pero también hay quienes aparecen en el camino. Las investigaciones muestran que no importa la edad; las relaciones con amigos pueden sustituir las relaciones románticas e, inclusive, las interacciones sociales cortas también pueden ser poderosas.

Tener amigos también ayuda a cambiar el cuerpo y el cerebro. Los estudios revelan que las amistades adultas de buena calidad contribuyen al bienestar y pueden protegernos de problemas relacionados con estrés, depresión y ansiedad. Según un análisis con más de 308 mil personas en el mundo, las personas sin amigos o con relaciones de mala calidad, tienen el doble de probabilidad de morir prematuramente; un riesgo mayor al de una persona que se fuma 20 cigarrillos al día.

Lo triste de esto es que, según Arthur Brooks, científico social de la Universidad de Harvard, las personas son cada vez más infelices porque están más aisladas del resto, en parte por la relevancia cada vez mayor de la tecnología. 

La solución está en tener amigos “de verdad” que, según Brooks, deben ser “inútiles”. Lo que equivale a decir que necesitamos lazos sinceros que se puedan disfrutar sin estar buscando un beneficio. ¿Qué es un amigo útil? El que nos reporta algún beneficio, en el colegio, en el trabajo, en algún proyecto.

Aristóteles, en Ética a Nicómaco, mencionaba tres tipos de amistad: 

  1. Por utilidad, basada en beneficios prácticos que se reciben; 
  2. Por placer, para compartir momentos divertidos y disfrutar; 
  3. Por virtud o amistad verdadera, la forma más elevada y duradera, basada en el aprecio por la bondad y la moral del otro.

Tener conexiones significativas a lo largo del día o de la semana es algo muy importante para darle sentido a nuestra vida, pueden ser pequeñas conversaciones con personas que encontramos a lo largo del día, la persona de servicios generales, el vigilante, el mensajero, la cajera del supermercado. Basta con recordar que todos, sin importar el rol que desempeñamos, somos personas que necesitamos del contacto con otro ser humano.

No esperemos a que sea demasiado tarde. Uno de los remordimientos que manifiestan los pacientes en su lecho de muerte, según la enfermera de cuidados paliativos, Bronnie Ware, en su libro De qué te arrepentirás antes de morir, es “no haberme mantenido en contacto con mis amigos”. 

Cuando llegue ese momento no quiero arrepentirme y ¿usted?

Quiero agradecer a tantas personas que me han salvado a lo largo del camino, que me han acompañado en los momentos difíciles y también en los momentos felices, amigos y amigas que hoy siento como familia. Como dice la periodista y escritora Edna Buchanan “Los amigos son la familia que elegimos”

Tal vez, si fuéramos más conscientes de la importancia de los vínculos para nuestra propia salud mental y emocional, invertiríamos más en reconocerlos y cuidarlos.

Publicado La Patria 24 septiembre 2025 


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