Hay un punto en el que incluso la Tierra dice basta.
¿Sabía que la tierra tiene límites y los estamos rebasando?
En 2009, un grupo de científicos del Stockholm Resilience Centre propuso un
marco para cuidar la estabilidad del planeta, estos son los “límites
planetarios” https://www.stockholmresilience.org.
A esta altura ya hemos sobrepasado 6 de los nueve límites críticos
establecidos. “La Madre Tierra
tiene fiebre, pero conocemos la manera de sanarlo”, expresó António
Guterres, secretario General de la ONU en su mensaje del Día Internacional de
la Madre tierra (Abril 2025).
¿Qué límites hemos sobrepasado?:
- Cambio climático, emisiones de gases con efecto invernadero que alteran el equilibrio energético;
- Pérdida de integridad en la biósfera, debido a la extinción masiva de especies y degradación de los ecosistemas;
- Uso del suelo, por la transformación de bosques en áreas urbanas o agrícolas más allá de los límites seguros;
- Ciclo de nitrógeno y fósforo, resultado del uso excesivo de fertilizantes que contaminan;
- Uso del agua dulce, por extracción de agua de los ríos que afecta negativamente muchos ecosistemas;
- Contaminación por entidades novedosas, plásticos, pesticidas y otros químicos sintéticos que se acumulan en el ambiente.
Tal vez sean límites invisibles para nosotros o pensemos que es una tarea de otros ¡Qué equivocados estamos! La tierra está enferma y sufre porque hemos ignorado lo que necesita para mantener el equilibrio. Parar el sufrimiento del planeta y también el nuestro, como seres humanos, pasa por reconocer cuáles son los límites que nos protegen, sin los cuales se desequilibran el clima, los ecosistemas, y también nuestro interior
¿Por qué nos cuesta poner límites?
Tal vez porque en un afán de
racionalidad y resultados nos hemos desconectado de nuestras emociones.
¿Qué tienen que ver las emociones con los límites?
De
manera, tal vez irresponsable, llamamos negativas o tóxicas emociones
esenciales, necesarias para hacernos cargo de nuestra realidad. Pensamos que el
miedo es cobardía, cuando es señal de que hay una amenaza, un peligro, un
riesgo. Si nos atreviéramos a reconocer lo que nos da miedo, seríamos más
cuidadosos con nosotros y con quienes nos rodean, también con el entorno.
Cuando estamos tristes decimos ‘qué pereza’ y tratamos de buscar distractores
que nos animen; si nos diéramos permiso de sentir la tristeza podríamos
identificar el valor de lo que perdimos o estamos perdiendo, podríamos poner el
foco en lo que de verdad importa. Hemos estigmatizado la rabia al punto de
pensar que es ‘mala educación’ o ‘pecado’. Si nos diéramos permiso de sentirla,
podríamos diferenciar entre lo justo y lo injusto, tendríamos el coraje para
poner límites a aquello que no necesitamos o nos hace daño.
Límite es esa línea real o imaginaria que le pongo al otro o que el otro me pone a mí para que no nos invadamos; es esa línea que me pongo para no caer en situaciones que me hacen daño o me impiden avanzar en una dirección. Hay cosas en las que nos cuesta ponernos límites, hay cosas en las cuales necesitaría ponerme límites y no me los pongo.
Pensemos en alguien con una adicción: sustancias, tecnología, relaciones,
comida, trabajo, etc. Es probable que la persona entienda racionalmente que esto
le hace daño, lo está desconectando de otras realidades de su vida. Sin
embargo, es incapaz de parar ¿Qué pasa? Si para de hacerlo sentirá el vacío y
la ansiedad en su interior. Parar tiene un costo, puede doler, pero no poner
límites a un comportamiento obsesivo puede ocasionar la pérdida de la salud
física y mental, así como del sentido y las ganas de vivir.
Los límites nos separan, pero también pueden ser el punto de partida para descubrir nuevas posibilidades en la vida, para emprender un nuevo camino, para hacer eso que hemos aplazado durante tanto tiempo. Los límites son una muestra de respeto y cuidado por mí y por el otro
¿Cuáles son los límites que puedo poner hoy para avanzar?
Publicado La Patria 2 de julio 2025
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