Esta frase, atribuida a Mafalda, que al parecer no
fue escrita por Quino, creador de la caricatura, es una forma ‘liviana’ de mostrar
la complejidad que estamos enfrentando en los diferentes ámbitos de la vida. El
antropólogo, escritor y futurista norteamericano Jamais Cascio describe el
mundo actual con el acrónimo B.A.N.I., que resulta de 4 palabras en inglés:
‘brittle’, ‘anxious’, ‘nonlinear’ e ‘incomprehensible’; en español: ‘frágil o
quebradizo’, ‘ansioso’, ‘no lineal’ e ‘incomprensible’. Un mundo que
probablemente nos genera un nivel alto de incertidumbre y sensación de
fragilidad, que no quisiéramos o no estamos preparados para enfrentar. El
gran reto que plantea esta nueva realidad, que no tiene nada de normal, empieza
por mirar de frente lo que está pasando, aceptarlo y reconocer que como humanos
somos vulnerables y necesitamos de los otros para salir adelante.
Un tema que cuesta enfrentar es el cuidado de los
niños; una tarea que los padres, por distintas razones, parecen haber
descuidado y dejado, casi por completo, al colegio. Sin embargo, la estructura
de la educación escolar, al menos en Colombia, tiene su prioridad en la
enseñanza de: lengua castellana y literatura, matemáticas, ciencias naturales y
sociales, primera lengua extranjera; el maestro no tiene el tiempo y/o la
preparación para cumplir la función que corresponde a la familia. Los padres lo
delegan en el colegio, el colegio no puede asumir la responsabilidad, cada
integrante de la sociedad está enfocado en sus propios intereses; entonces ¿quién se ocupa de los niños?
Este no es un tema menor, lo que somos como adultos
depende en gran medida, por no decir 100% de lo que sucede desde el vientre de
la madre; la atención, el amor y el cuidado que recibe un niño o niña desde su
concepción es lo que construye las bases para el desarrollo de una personalidad
sana. Si de algo debemos ocuparnos como sociedad es entender cuál es el tipo de
seres humamos que desde la cuna estamos trayendo y entregando al mundo.
El 2 de mayo fue el Día Mundial contra el acoso escolar
o bullying, un problema que infortunadamente es cada vez más frecuente en el
mundo entero. Esta fecha fue propuesta por la asociación Bullying Sin Fronteras,
con el apoyo de más de 3.000 organizaciones no gubernamentales en todo el mundo,
con el objetivo de hacer visibles los riesgos que tiene esta problemática en
los colegios; y yo añadiría, en la sociedad. Es aquí donde crecen y se forman
los Hitler, los Trump, los Putin, por mencionar algunos personajes funestos de
la historia de la humanidad.
El acoso escolar está catalogado como el asesino
silencioso que mata anualmente 200.000 niños y jóvenes en el mundo. Uno de cada tres estudiantes entre 13 y 15 años
sufre algún tipo de bullying (UNICEF). La cifra en Colombia, entre 2020 y 2021,
asciende a 8.981 casos graves, situándolo como el 2° país, después de República
Dominicana, con mayor cantidad de casos. A comienzos de este mes se conocieron
tres casos de acoso escolar que despertaron las alertas en el territorio: un
niño herido con una varilla por un compañero; un niño a quien los compañeros le
prendieron fuego en la cabeza; una niña afrodescendiente a quien otra
estudiante y su mamá le pidieron que explicara a sus compañeros por qué olía
diferente.
Espantoso, doloroso e inaceptable. No importa quiénes
sean los papás o si es el colegio con más renombre de una ciudad, no hay
ninguna justificación para que esto suceda. ¿De quién es la responsabilidad?
¿Qué pasa con la salud mental de los niños que llegan al colegio a cometer este
tipo de delitos? ¿Se trata de hechos aislados o es algo que hemos venido
permitiendo y de lo que no se habla? ¿Cuál es el tipo de violencia que se vive
en los hogares de niños que llegan al colegio a desahogarse con sus compañeros?
O, peor aún, que piensan que agredir a sus pares es algo legítimo. No se usted,
pero yo me siento totalmente indignada e infinitamente triste por esta realidad
que muestra la descomposición a la que hemos llegado como sociedad, como
humanidad. Es aquí donde siento ganas ‘de
bajarme’, aunque tal vez debo seguir poniendo mi voz, para decir que
necesitamos tomar conciencia y hacernos cargo del ‘pequeño o gran pedazo’, que
a cada uno le corresponde en la construcción de un mundo mejor.
Publicado La Patria 25 de mayo 2022
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