“Un empresario rico está
de vacaciones, va caminando por el muelle y ve llegar un pescador con su bote
lleno de peces. El empresario se acerca
y le pregunta cuánto tiempo necesita para lograr esta pesca maravillosa. El pescador dice que se levanta temprano, toma
una taza de café y se va caminando tranquilo al muelle para ir a pescar. Está fuera durante dos horas, disfruta la
faena y regresa con los peces que necesita: ni uno más, ni uno menos. Al llegar
a su casa toma un buen desayuno, descansa, sale a caminar con su mujer por la
playa y regresan para almorzar con los hijos, hace una siesta y pasa la tarde
disfrutando en familia; otras veces, va a tocar guitarra con sus amigos. El empresario le dice si ha pensado dedicar
más tiempo a pescar, unas 8 horas, para tener una pesca más abundante. El pescador pregunta: ¿Para qué? El hombre responde que así tendría más dinero,
podría comprar un bote más grande y contratar otros pescadores. El pescador pregunta: ¿Para qué? El hombre dice que podría tener una empresa y
hacerse muy rico ¿Para qué? pregunta el pescador. El empresario sorprendido le dice que podría
tener un pequeño imperio de pesca con muchos empleados y tendría todo el tiempo
para hacer lo que quisiera; descansar, caminar por la playa, compartir con su
familia y pasar tiempo con sus amigos. El pescador responde: ¡Eso es
precisamente lo que hago ahora!”
Me gusta mucho esta
historia, creo que tiene múltiples lecciones. Quiero centrarme en la pregunta ¿Para
qué? La mayoría de las veces,
especialmente en momentos difíciles, nos preguntamos ¿Por qué? Nos enredamos tratando de hallar la causa de
las cosas y sobre todo removiendo el pasado, como si el tiempo pudiera
devolverse. Claro que es necesario entender
el origen de las cosas, reconocer y aceptar lo que estamos viviendo, por
difícil que sea; pero más importante, encontrar el sentido. Viktor Frankl, fundador de la logoterapia,
dijo: “la vida preserva su sentido bajo cualquier condición. Sigue siendo significativa literalmente hasta
su último momento, hasta su último aliento”.
Algunos dicen que hay
que darle sentido a la vida; otros se pasan la vida buscando el sentido en lo
externo, en lo material, como el empresario de la historia; para otros, como el
pescador, el sentido está en una vida tranquila. No se trata de dar sentido a la vida dice
Frankl, sino encontrar el sentido, que no es otro que la vida misma. No es algo
abstracto, por el contrario, está ligado a las circunstancias de cada uno,
puede estar en lo más sencillo de cada día, en esos pequeños momentos vitales
que nos hacen sonreír con el corazón. La
esencia de la vida, de la suya y la mía, está en la capacidad que tenga cada
uno, para responder ante las demandas que la vida nos plantea. “No importa lo
que esperamos de la vida, sino lo que la vida espera de cada uno de nosotros”
(Frankl, 2015).
Pensar y actuar desde el para qué y no desde el por qué nos ayudaría a ser mejores seres humanos, más conscientes de nuestra realidad y nuestra responsabilidad en el contexto que estamos viviendo. Citando de nuevo a Frankl, él dice que solo hay dos tipos de personas: los decentes y los que no lo son. Los primeros son aquellos que actúan de acuerdo con el deber ser y se preguntan cada día: Si no lo hago yo ¿Quién? Si no lo hago ahora ¿Cuándo? Si vivo solo pensando en mí ¿Quién soy? Y más allá de esto, Frankl decía que, dado que el estado actual del mundo nos hace pensar que los decentes parecen ser una minoría y, aunque lo fueran, ¿no tendría sentido ser parte de esa minoría para hacer lo que tenemos que hacer, hacerlo ahora y hacerlo no sólo pensando en mí? En un momento tan complejo para la humanidad, en un año de elecciones y transiciones para nuestro País ¿De qué lado quiero estar? ¿Qué tan consciente soy de las circunstancias que me rodean? ¿Qué respuesta estoy dando ante lo que la vida me pide hoy?
Te dejo con esta frase de Frankl “Vive como si ya estuvieras viviendo por segunda vez y como si la primera ya hubieras obrado tan desacertadamente como ahora estás a punto de obrar”.
Publicado La Patria 16 de febrero 2022
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