El Grinch, un personaje verde y peludo que vivía en una cueva en la
montaña, alejado del pueblo ‘Villaquién’, detestaba la compañía de las personas
y las celebraciones, especialmente la Navidad. Sentía envidia porque los pobladores pudieran
estar felices, y decidió arruinar la fiesta robando los regalos y adornos navideños.
Al final descubrió que, a pesar de haberse
llevado todo lo material, el espíritu de la Navidad seguía presente. Su corazón se hizo más grande, devolvió lo
robado y fue recibido con afecto en el pueblo. ‘Cómo el Grinch robó la navidad’,
un cuento de 1957 del escritor norteamericano Theodor Suss Geisel o Dr. Seuss,
quien buscaba hacer una crítica al consumismo de esta época. Este es un buen momento para preguntarse por
el sentido de la Navidad; después de un año de pandemia, confinamiento, deterioro
de la salud, distanciamiento social y menoscabo de libertades. Un período en el que tantas personas perdieron
a sus seres queridos, muchos se quedaron sin trabajo y sin opciones para llevar
el sustento a su familia; un tiempo de incertidumbre que pone a prueba la
necesidad de cuidado que tenemos.
‘La Navidad eres tú cuando iluminas con tu vida el camino de la
bondad, la paciencia, la alegría y la generosidad’. Una hermosa invitación del papa Francisco, para
tomar conciencia que la Navidad no es algo que está en la fiesta, comida, bebida
y regalos materiales que el Grinch de hoy ‘Covid-19’ se ha robado, está dentro
de nosotros; es el amor generoso que nos permite abrir el corazón y encontrarnos
con tantas personas que necesitan una sonrisa, una mano amiga, un ‘no estás
solo y me importas’. El Papa ha dado cuatro
consejos para la Navidad de este año, que pueden ser valiosos para mantenernos
alegres en la adversidad: 1. Contemplar
en silencio la primera Navidad; 2. Dejarse sorprender por lo nuevo que aparece
en el camino; 3. Mantener abierto el corazón a la esperanza, que nos permite
caminar en tiempos difíciles; 4. Estar atentos para servir a quien lo necesita.
Pausa, apertura a lo nuevo, esperanza y
servicio, son elementos que, sin importar el credo religioso de cada persona,
pueden ser útiles para pasar de la celebración ruidosa y consumista en la que habíamos
convertido la Navidad, a un tiempo de recogimiento y reflexión que nos permita cuidar
a quienes son más frágiles, y ser solidarios.
Este 20 de diciembre se celebró la Jornada Mundial de la
Solidaridad, Francisco resumió el primer elemento de ésta en “descubrir al otro
como persona, con dignidad, con valores, con algo que puedes darle y que ella
te puede compartir”. Un tema que,
desde los Objetivos de Desarrollo Sostenible, se considera indispensable para
enfrentar el desafío creciente de la desigualdad en el mundo, y que, Naciones
Unidas define como “el acto de ayudar a otro que lo necesita, siempre que esté
en nuestras manos, sin esperar nada cambio, con la única retribución de
sentirse bien consigo mismo o pensar que se ha hecho lo que se debía”. El Día Internacional de la Solidaridad es un
día para: celebrar la unidad en la diversidad; recordar a los gobiernos que
deben respetar sus compromisos con los acuerdos internacionales; sensibilizar al
mundo sobre la importancia del tema; promover la solidaridad para el logro de
los Objetivos de Desarrollo Sostenible; actuar y buscar nuevas iniciativas para
la erradicación de la pobreza.
Navidad y solidaridad se encuentran y se convierten en una gran oportunidad para preguntarnos ¿Cómo nos hemos preparado para esta Navidad? ¿Cuál es el Grinch que se roba nuestro espíritu de amor y unión? ¿Cuáles son esos regalos no materiales que sí podemos hacer a quienes nos rodean? ¿Quiénes son las personas más frágiles y necesitadas, en nuestra familia y nuestra comunidad, que necesitan de nuestra solidaridad en este momento? ¿Cuál es el regalo de Navidad que estoy siendo y puedo ser para poner un granito de arena en este cierre de año? Cada regalo cuenta y como dice el Papa 'tu eres la Navidad'. Mis mejores deseos para cada uno de mis lectores en este cierre de año, gracias por dejarme entrar en su mente y en su corazón.
Publicado La Patria 23 de diciembre 2020
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