Lecciones de la naturaleza

 


Hoy, más que nunca, es importante no perder de vista el significado real de la resiliencia, como en ocasiones pasa con otros temas. El ejemplo más cercano es la Navidad, que todavía no comienza; estamos en Adviento, en latín ‘adventus redemptoris’ o ‘venida del redentor, el primer período del año litúrgico cristiano. Tiempo de preparación espiritual, para abrir el corazón al regalo maravilloso de la venida del Hijo de Dios; su nacimiento, natividad o navidad, el 25 de diciembre.  Sin embargo, olvidamos el contenido, y nos quedamos con la forma; ferias y fiestas que poco tienen que ver con la esencia de la celebración.  

Adviento y resiliencia; el primero espiritual y el segundo mundano. Los dos invitan a reflexionar, conectarnos con lo que es importante, aprender de lo vivido y mirar con esperanza hacia adelante, para revitalizarnos y abrazar lo nuevo.  Si el adviento solo son vacaciones y fiesta, empezaremos el año con resaca y sobrepeso, y si no nos cuidamos, con coronavirus.  Si lo vivimos como tiempo de reflexión, conexión con nosotros desde la trascendencia, valorando y agradeciendo los regalos recibidos, aún con dificultades, estaremos listos para avanzar hacia el mejor futuro que podamos construir.   El Adviento y la Navidad se derivan de la espiritualidad; la resiliencia viene de la naturaleza.  El ecologista canadiense Crawford Holling, uno de los fundadores de la economía ecológica, padre de la investigación sobre resiliencia, propone cinco características de la naturaleza que aportan nuestra capacidad para enfrentar la incertidumbre: Conexión, empatía, colaboración, adaptación al cambio y diversidad.

Las plantas no pueden hablar, pero existen comunidades de hongos que, a través de redes subterráneas, conectan las raíces de todas las plantas y se extienden por el planeta, como un internet; funcionan cuando hay un incendio, para avisar a las demás sobre el peligro, darles tiempo para adaptarse y sufrir un daño menor; es una conexión intuitiva que contribuye al cuidado mutuo, sin bloqueos ni perjuicios.  Aunque no puedan expresarlo con palabras, la ciencia ha comprobado que las plantas sienten y perciben cuándo hay algún desequilibrio en sus nutrientes; las que tienen algún excedente lo comparten con las que no los tienen, para mantener el balance, esto es empatía.  Los ecosistemas se recuperan rápidamente por la colaboración entre árboles y plantas, que están conectados y se ayudan para regenerarse unos a otros. La adaptación del cactus al desierto es ejemplo sobre cómo transformarse positivamente para enfrentar la adversidad; las espinas eran hojas que evolucionaron para protegerlo de animales herbívoros, condensan la humedad del aire y lo cuidan de la insolación; el color verde-seco de las espinas es camuflaje, y también aporta a la polinización.  Cada elemento de la naturaleza es diferente y tiene una función específica; la diversidad es fundamental para la vida. Mientras los humanos buscamos ajustarnos a modelos impuestos y sacrificamos nuestra identidad para ser aceptados, la naturaleza nos enseña que no se trata de cambiar para encajar en un molde único, la clave está en aceptar y amar las diferencias, transformarnos sin perder identidad.

Desafortunadamente, como seres humanos, no solo perdemos la oportunidad de aprender del mundo natural, sino que, con nuestras acciones, le quitamos resiliencia a los ecosistemas naturales, por lo que cada vez les cuesta más renovarse y recuperarse frente a los daños que sufren ¿Cómo aprovechar el último mes de este año atípico, lleno de sorpresas y retos? ¿Cuáles son esas conexiones que perdimos este año? ¿Cómo podemos recuperarlas y fortalecer nuestra red de relaciones, familiares, amigos, compañeros, colaboradores? ¿Cuál es el caparazón del que debemos salir para ir al encuentro de otros, que probablemente están necesitando compañía o apoyo? ¿Cómo puedo aportar con mis nutrientes a los que ya no tienen y se están debilitando? ¿Cuáles son los principales retos de aprendizaje y transformación que estoy enfrentando y cómo puedo avanzar en esa dirección? ¿Qué es lo que más me importa y quiero cuidar, para cerrar este año sintiendo que valió la pena el recorrido? ¿Cuál es la historia de resiliencia que le vamos a contar a los que vienen detrás sobre este tiempo extraño que nos tocó vivir?  Podemos vivirlo como elijamos hacerlo, es nuestra decisión.

Publicado La Patria 9 de diciembre 2020

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