Miedo, incertidumbre y pandemia

 


Es imposible hablar de otro tema.  Es imposible pensar en otra cosa.  El coronavirus está provocando gran preocupación y malestar emocional en todos por la incertidumbre que genera el rápido contagio de este virus.

Pensamos que el miedo es una emoción desagradable, pero realmente es muy saludable, necesaria y nos ayuda a cuidarnos. Sin embargo, el miedo intenso y extremo nos genera un bloqueo emocional que puede paralizarnos, anular nuestra capacidad de reaccionar, buscar soluciones y alternativas para avanzar con nuestra vida.

·        Paralelo a la enfermedad, está la información que día a día se genera en redes sociales y medios de comunicación, con información que no siempre es la mejor y que, atenta contra nuestra tranquilidad.

·        A esto se suma la desconfianza en las decisiones del gobierno,

·  Y, para quienes tienen niños pequeños la inquietud por el aislamiento y la imposibilidad de compartir con sus compañeros y amigos.

La huella psicológica del coronavirus a nivel individual va a depender de:

·        Cómo cada persona gestione esta situación

·        La red de apoyo con la que cuente. 

Puede ser que salgamos fortalecidos en la capacidad de enfrentar situaciones difíciles, o por el contrario, nos queden traumas derivados de la ansiedad y la incertidumbre. Sin duda, vamos a necesitar más autocuidado para poder estabilizarnos psicológicamente.

Los expertos dicen que, cuando las enfermedades atacan, proyectan una pandemia de lesiones psicológicas y sociales. Esta “sombra” a menudo es persistente a la pandemia por el virus y continúa atacando por semanas, meses e incluso años. Peri, recibe poca atención en comparación con la enfermedad, a pesar de que también devasta familias, daña y mata.

Según una investigación del Centro Nacional para la Información Biotecnológica de los Estados Unidos:

·  El impacto a largo plazo en la salud mental de COVID-19 puede tardar semanas o meses en ser completamente aparente, y

·  Manejar este impacto requiere un esfuerzo concertado no solo de los especialistas de la salud mental, sino del sistema de atención médica en general.

El coronavirus ha transformado todo lo que creíamos saber sobre nuestra vida cotidiana y nuestra salud en una especie de mundo extraño donde la gente lleva máscaras protectoras y las personas se encuentran en su celular. 

·   Las encuestas muestran que las personas sienten que su salud mental empeora todos los días y los gobiernos y las organizaciones benéficas inventan nuevas formas de tratar de limitar el daño psicológico.

¿Qué pasaba antes de la pandemia?

La mente, el aparato psíquico y el mundo interno de las personas reaccionan a la llegada de esta pandemia con mucha angustia porque objetiva y realmente es una situación angustiante y preocupante.

·        Reaccionamos con miedo y preocupación, y en algunos casos con pánico

·   Hay una diferencia entre sentirse inquieto por un tema incierto y estar ansioso hasta el punto de que la preocupación dificulta el sueño y la vida diaria.

·   La sobrecarga de información falsa y la acumulación de preocupaciones tienen nefastas consecuencias en el bienestar físico y psicológico y pueden acelerar la mente a una velocidad aterradora. En la era digital, esto está pasando con una intensidad nunca antes vista.

El resultado de la sobrecarga informativa es:

·       Una velocidad espantosa y estéril de pensamientos, muchos pensamientos inútiles y una serie de consecuencias físicas y emocionales avasallantes. 

¿De dónde viene la fatiga en las mañanas?

·   Estamos gastando mucha energía pensando y preocupándonos mientras estamos despiertos

¿Por qué la ansiedad genera consecuencias en el cuerpo? 

·        Cuando el cerebro está desgastado, estresado y sin reposición de energía, busca órganos de choque para alertarnos.

El virus más grave es el miedo prolongado que en muchos casos se ha convertido en pánico, que puede paralizarnos o hacer que hagamos cosas irracionales como:

·        Discriminar a los demás

·        Desarrollar una ansiedad grave y en algunos casos causar depresión

·  Perder la habilidad para reinventar y responder inteligentemente en situaciones estresantes.

·    Debemos tomar todas las medidas recomendadas para la prevención y además, trabajar en nuestras herramientas de gestión de emociones para prevenir que nuestra salud psíquica sea infectada por nuestros miedos, desesperaciones y ansiedades.

La COVID-19 es un problema mundial que las personas tenemos que tratar con más racionalidad y menos pasión. 

·  Sufrir por el futuro, por desarrollar en nuestra mente la posibilidad de infección atroz, hace que perjudiquemos la salud psíquica y la capacidad de manejar nuestra vida para tomar buenas decisiones.

·      No sabemos hasta dónde la epidemia va a afectar a las personas ni en qué proporciones, pero si el virus afecta a muchas personas vamos a tener que convivir de manera lógica e inteligente. 

¿Cómo afecta la incertidumbre nuestra salud mental?

Recientemente, la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), presentó el décimo informe de una encuesta denominada “Crisis Coronavirus”. Un informe que se actualiza cada 10 días:

·        Según este informe, transcurridos más de 100 días de cuarentena, los indicadores negativos de salud mental siguen creciendo en intensidad y se sitúan en los valores más altos de toda la serie de mediciones. 

·        Todo el abanico de sentimientos y emociones negativas asociadas al malestar psicológico han crecido respecto de la medición al día 70 del confinamiento.

·        Nosotros, en Colombia completamos 230 días el pasado 31 de octubre, hoy son 233 días.

Según el estudio las emociones que están más presentes son:

·        Incertidumbre

·   A medida que pasan los días cobran fuerza la angustia, la tristeza y la depresión.

·        Inclusive la desesperación

¿Qué pasa con la incertidumbre?

·        Inhibe la construcción de nuestros proyectos de vida, nos impide tener una visión de futuro. Hoy no sólo estamos encerrados en nuestros hogares 24x7, lo cual ya es perturbador para todas las relaciones interpersonales y familiares, sino que asistimos con perplejidad e impotencia al derrumbe económico del mundo exterior.

·    No es sólo el encierro, es fundamentalmente lo que estamos viendo sobre el mundo que nos espera cuando al fin podamos salir.

También empiezan a cobrar fuerza emociones como:

·        Temor al futuro

·        Inseguridad

·        Angustia

·        Desesperanza

La incertidumbre es lo peor que le puede pasar al sistema mente-cerebro. Si hay algo con lo que este no se siente cómodo es con las incertezas. El tipo de incertidumbre que vivimos tiene dos atenuantes:

·     Por un lado, que ya paso mucho tiempo y por lo tanto es una incertidumbre que demora todos los planes y proyectos que el ser humano necesita y está acostumbrado a realizar;

·    Por el otro, que esta incertidumbre está afectando diferentes ámbitos de la vida, no solo la salud y la economía, la movilidad, la posibilidad de estar con otros, la falta de contacto físico…, etc. Que alimentan visiones catastróficas y angustia sobre lo que viene.

No solo la incertidumbre es contagiosa, también el pánico

Hay una diferencia entre el miedo y el pánico.

·        El miedo es el miedo a una amenaza real, a algo que está pasando.

·        El pánico, por su parte, tiene ese plus de irracionalidad, de desborde y de angustia”.

·        La cantidad de muertos aumenta el nivel de ansiedad y ésta se convierte en una enfermedad que puede ser mortal

·   Los riesgos de contraer enfermedades existen y existieron en todas las épocas, esto es una realidad.

·   También es importante reconocer que: muchas veces las personas tendemos a poner afuera temores que tenemos adentro y el pánico que -por momentos exagerado- depositamos en el coronavirus suele estar tapando otros miedos y complejos personales.

La psicosis y el temor que despertó la nueva epidemia en los adultos también afecta a los menores, quienes son más vulnerables a la sobreinformación y miedos infundados:

·        Hay que tener mucho cuidado con los miedos que se generan en los chicos. Son la población más vulnerable. 

·     No tienen los mismos recursos cognitivos ni emocionales para manejar el miedo.

·    Debemos medir los efectos colaterales que esto produce en nosotros y en los niños, que también tienen llegada a las redes sociales y medios de comunicación.

¿Cómo lidian con la incertidumbre, el estrés y la ansiedad aquellos con afecciones mentales preexistentes?

El coronavirus ha sumido al mundo en la incertidumbre y las constantes noticias sobre la pandemia pueden parecer implacables. Todo esto está afectando la salud mental de las personas, independientemente de si tienen una enfermedad mental diagnosticada.

· En la práctica se observa que a aquellas personas que padecían determinados cuadros ansiosos sociales antes del brote, a las que lo que les producía un mayor componente de estrés era salir al exterior cotidiano (a su trabajo, por ejemplo) y que lo hacían a expensas de mucho malestar, esta situación que teóricamente tendría que afectarlos mucho más, por lo contrario, los relaja

·  Para algunas, de los millones de personas con trastorno de estrés postraumático, trastorno obsesivo compulsivo u otras formas de ansiedad, el coronavirus es una amenaza creciente para la salud mental.

·     La hipocondría o trastorno de ansiedad por enfermedad es una afección psiquiátrica en la que una persona tiene ansiedad extrema de tener o desarrollar una enfermedad. Su ansiedad puede aumentar hasta el punto de que afecta la vida y las relaciones cotidianas.

·   Los hipocondríacos generalmente tienen una de dos reacciones instintivas: bloquear completamente el pensamiento, lo que refuerza su severidad imaginada, u obsesionarse con el miedo y comenzar a investigar el virus y todos sus síntomas.

·        Otra compulsión muy frecuente es la búsqueda de tranquilidad. Escuchar las noticias y hablar con todos. Sin embargo, cualquier alivio es muy breve porque incluso si se tranquilizan, es solo hasta que hacen la siguiente pregunta ¿Pero qué pasa si?

·   Una persona con ansiedad por la salud percibirá las pautas de los expertos de la salud como insuficientes. Y en vez de lavarse las manos durante 20 segundos, quizás lo hagan durante un minuto. Tal vez usen desinfectante para manos justo después de enjuagarse.

o  Se trata de una pendiente resbaladiza que conduce a una serie interminable de compulsiones y simplemente mantendrá la ansiedad.

Más allá del estrés agudo y la ansiedad, los psicólogos dicen que el encierro está comenzando a desencadenar problemas más profundos, que incluyen:

·        Depresión y trastornos compulsivos, que pueden ser aún más difíciles para las personas con afecciones de salud mental preexistentes. 

o   Los llamados a una mayor higiene pueden acentuar los trastornos obsesivo-compulsivos

o   Alguien que sufre de depresión podría empeorar aún más en ausencia de rutinas

o   Un alcohólico podría volver a beber sin reuniones de grupos de apoyo físico, advierten los psiquiatras.


Nuevos tipos de estrés e insomnio que provocó la pandemia

La Fundación Nacional del Sueño, dice que aproximadamente el 30% de la población general se queja de trastornos del sueño, y aproximadamente el 10% experimenta síntomas consistentes con el diagnóstico de insomnio.

·       La crisis del coronavirus ha agregado nuevos factores estresantes que podrían elevar estas cifras. Según los expertos, el aislamiento está teniendo un impacto sustancial en el sueño.

·   Esto tiene que ver con la sensación general de desconcierto que ha provocado el coronavirus. Dormir mal es un signo de algo real y tangible. 

o En tiempos de pandemia, la incertidumbre también puede generar mayor estrés y ansiedad.

Este estrés que estamos experimentando ahora no es el mismo que experimentamos en el día a día normal antes de la crisis, el tipo causado por el trabajo, la familia y las relaciones personales.

·        Este estrés no tiene nada que ver con eso; el estrés causado por la salud, la vulnerabilidad económica y la incertidumbre general son diferentes. 

·     La sensación de inquietud se cierne sobre nosotros las 24 horas del día y esa desorientación es alimentada por la sobrecarga de información a la que muchas personas están sujetas.

Además de la incertidumbre causada por la pérdida de trabajo:

·    La ausencia de rutinas sociales y personales, y la sobrecarga de información también están contribuyendo a los trastornos del sueño. 

·   Muchos de nosotros estamos trabajando desde casa, en el mismo lugar donde dormimos y vivimos nuestras vidas, lo que obviamente hace que sea más difícil crear límites y desconectarse a la hora de acostarse.

Hay dos problemas principales del sueño que parecen haberse vuelto particularmente frecuentes como resultado del aislamiento, según los especialistas.

·     Por un lado, existe el insomnio inicial, donde quedarse dormido parece una tarea imposible.

·    Por el otro, las personas pueden sufrir trastornos del sueño en medio de la noche, posiblemente debido a pesadillas. 

Nuestros sueños se componen no solo de información dura que nuestros cerebros han almacenado, sino también de emociones. La investigación ha demostrado que el aumento de la ansiedad durante el día puede conducir a un contenido más negativo en los sueños. Estos estudios sugieren que nuestros sueños son sensibles a nuestros entornos sociales durante el día.

·     En el actual estado de cuarentena, con la amenaza del nuevo coronavirus que asecha y tantas otras preocupaciones cotidianas e inseguridades acerca del futuro, las personas se encuentran en un estado de alerta permanente y con una angustia constante que afecta, entre otras cosas, la función del dormir y el descanso.

Desde no sentirse descansados, tener cambios de humor y experimentar problemas de memoria hasta una concentración deficiente hasta comprometer el sistema inmunológico, una mala noche de sueño puede provocar una serie de síntomas desagradables. Especialmente mientras la inmunidad y el bienestar son de tanta importancia, es imperativo cortar el problema de raíz tan rápido como sea posible.

·    Es crucial evitar que el insomnio se convierta en una rutina, ya que romper un ciclo de sueño deficiente puede ser más desafiante que eliminar otros hábitos.

·        Particularmente con los trastornos del sueño que surgen como resultado del autoaislamiento, existe el riesgo de que se arraiguen en nuestras rutinas diarias y sean más difíciles de eliminar una vez que finalice la cuarentena.

Todo aquello que altere el ritmo circadiano* de nuestro cuerpo puede causar insomnio.

·     Así como también los malos hábitos de sueño, que incluyen adoptar horarios irregulares de acostarse, realizar actividades estimulantes antes de acostarse, como lo es el ejercicio intenso, dormir siestas frecuentemente y disponer de un entorno de sueño incómodo, tales como temperatura ambiente extrema, luz, sonido y mala calidad del colchón.

*Ritmo circadiano: Ciclo natural de cambios físicos, mentales y de comportamiento que experimenta el cuerpo en un ciclo de 24 horas.

¿Cómo ha cambiado la salud mental de las distintas generaciones debido al brote de coronavirus?

La disminución de la salud mental fue más experimentada por los millennials y la Generación Z, más de la mitad de los cuales dijeron que había empeorado “algo” o “significativamente”

Estudios de la NRC Health, una compañía británica que se centra en recopilar grandes volúmenes de datos de consumidores de atención médica muestran, cómo la salud mental de cada generación se ha visto afectada por la pandemia de coronavirus. 

·     Según los hallazgos revelados por la investigación, la generación Z (2000 - 2010), millennials (1981-1999), generación X (1969 - 1980), baby boomers (1949-1968)  y la generación silenciosa (antes de los baby boomers) informaron sentimientos de ansiedad y depresión.

· La disminución de la salud mental fue más experimentada por los millennials y la generación Z, más de la mitad de los cuales dijeron que había empeorado “algo” o “significativamente”.

Los autores dicen que los hallazgos no son sorprendentes y que se espera que los adultos se sientan ansiosos por que sus vidas han dado un giro tan abrupto durante un período de tiempo tan corto, ya sea con respecto a las órdenes de quedarse en casa, perder sus trabajos o temer enfermarse.

Para el informe, titulado NRC Health National Study, el equipo encuestó a 2.000 personas entre el 3 y el 7 de abril. Los investigadores primero preguntaron cómo había cambiado la salud mental de los encuestados, incluidos los sentimientos de ansiedad o depresión, debido a la crisis de COVID-19.

·     Más del 40% de todas las generaciones dijeron que su salud mental había “empeorado” durante la pandemia. 

·  Casi la mitad de la generación Z y los millennials informaron un empeoramiento de los sentimientos en comparación con el 40% de la generación X, el 38% de los baby boomers y el 35% de la generación silenciosa.

·     Sin embargo, la generación X tuvo el mayor porcentaje de encuestados, un quinto, que dijo que su salud mental había “empeorado significativamente”.

 

¿Cómo este período de aislamiento físico podría afectar las habilidades sociales de los seres humanos?

Los expertos aseguran que si bien hay poca o ninguna investigación relevante sobre cómo las habilidades sociales de los adultos podrían disminuir después de un período de subutilización, es poco probable que este tramo de interacción social mínima tenga un efecto permanente en la mayoría de nuestras habilidades.

Más bien, dicen, la incomodidad vendrá de negociar la nueva normalidad y los diferentes niveles de comodidad de las personas con lo que es seguro y lo que no.  Sin dudas hay una potencial rareza a la que enfrentarse cuando las personas comienzan a volver a relacionarse con la sociedad. Pero, ¿cómo se supone que debemos actuar?

·   Si bien parece que unas pocas semanas de aislamiento no es un gran problema, es posible que varios meses de aislamiento puedan afectar el desarrollo social de los niños, y las personas con discapacidades pueden retrasarse desproporcionadamente. 

·        Para los adultos, el impacto es menos claro.

Hay poca o ninguna investigación sobre el tema, y cualquier comparación potencial no coincide con la situación actual. Las personas que se han conectado con otros a través de la tecnología son especialmente propensas a estar protegidas de la incomodidad del reingreso a la sociedad. 

·    Los expertos temen que las personas que han permanecido socialmente aisladas y aquellos que ya padecen afecciones de salud mental como la ansiedad social se enfrenten a desafíos más grandes después del cierre.


¿Cuánto tiempo más de aislamiento social es tolerable a nivel psicológico?

Es indudable que el tiempo juega en contra, y que cuanto más se extienda la estrategia de una cuarentena estricta como única medicina contra la COVID-19, más graves serán las consecuencias sobre la salud mental, acrecentándose el riesgo de que los indicadores de malestar psicológicos deriven en crónicos y luego sea mucho más compleja y difícil la reversión de la situación.

·        Permanecer en la casa obligados por la cuarentena no es vivido por todos del mismo modo. Las características de personalidad de cada uno influyen en la forma de sobrellevarla, incluso de sufrirla. 

o   Hay para quienes la amenaza del virus les activa rasgos persecutorios propios y los lleva a extremar medidas de seguridad que se transforman en grandes rituales obsesivos cotidianos.

o   Otros, con rasgos más fóbicos se sienten más cómodos y seguros permaneciendo en casa, sin verse obligados a interactuar demasiado, llevan mejor el poco contacto. Y aquellos que llevan un mundo social intenso, disfrutan de salidas y encuentros con otros, padecen esa limitación con mayor intensidad.


Como afrontar este riesgo mental de la pandemia

1.    Si no está afectado por esta enfermedad, pero está sintiendo una serie de emociones con alta intensidad y/o persistentes como:

·         Nerviosismo, agitación o tensión, con sensación de peligro inminente, y/o pánico.

·      No puede dejar de pensar en otra cosa que no sea la enfermedad, o la preocupación por enfermar.

·       Necesita estar permanentemente viendo y oyendo informaciones sobre este tema.

·         Tiene dificultad para concentrarse o interesarse por otros asuntos.

·  Le cuesta desarrollar sus labores cotidianas o realizar su trabajo adecuadamente y el miedo le paraliza.

·  Está en estado de alerta, analizando sus sensaciones corporales e interpretándolas como síntomas de enfermedad, siendo los signos habituales.

·     Le cuesta controlar su preocupación y pregunta persistentemente a sus familiares por su estado de salud.

· Percibe un aumento del ritmo cardíaco, respiración acelerada (hiperventilación), sudoración o temblores sin causa justificada.

·         Presenta problemas para tener un sueño reparador.

La recomendación es:

1. Identifique pensamientos que puedan generarle malestar. Pensar constantemente en la enfermedad puede hacer que aparezcan o se acentúen síntomas que incrementen su malestar emocional. 

2.    Reconozca sus emociones y acéptelas. Si es necesario, comparta su situación con las personas más cercanas para encontrar la ayuda y el apoyo que necesita. 

3.    Cuestiónese: busque pruebas de realidad y datos fiables. Conozca los hechos y los datos fiables que ofrecen los medios oficiales y científicos y evite información que no provenga de estas fuentes, descartando información e imágenes alarmistas. 

4.  Informe a sus seres queridos de manera realista. En el caso de menores o personas especialmente vulnerables como ancianos, no les mienta y proporcióneles explicaciones veraces y adaptadas a su nivel de comprensión.

5.    Evite la sobreinformación, ya que estar permanentemente conectado no le hará estar mejor informado y podría aumentar su sensación de riesgo y nerviosismo innecesariamente.

6.    Contraste la información que comparta. Si usa redes sociales para informarse, procure hacerlo con fuentes oficiales.

 

Pautas emocionales de autocuidado

·         Mantenga una actitud optimista y objetiva. Es fuerte y capaz 

·  Lleve a cabo los hábitos adecuados y de higiene y prevención que recomienden las autoridades sanitarias.

·         Evite hablar permanentemente del coronavirus.

·         Apóyese en su familia y amigos.

·         Ayude a su familia y amigos a mantener la calma y a tener un pensamiento adaptativo a cada situación.

·        Acuda a fuentes oficiales y busque información contrastada por expertos y organismos oficiales.

·         No contribuya a dar difusión a noticias falsas. No alimente su miedo ni el de los demás.

·      Tenga cuidado con las conductas de rechazo, estigma y/o discriminación. El miedo puede hacer que nos comportemos de forma impulsiva, rechazando o discriminando a ciertas personas.

 

Si es población de riesgo, según las autoridades sanitarias

1. Siga las recomendaciones y medidas de prevención que determinen las autoridades sanitarias. Confíe en ellos porque saben lo que tienen que hacer.

2.    Infórmese de forma realista y siga las pautas emocionales de autocuidado.

3.    No trivialice su riesgo para intentar evadir la sensación de miedo o aprensión a la enfermedad.

4.  Tampoco magnifique el riesgo real que tiene. Sea precavido y prudente sin alarmarse.

5.    Si le recomiendan medidas de aislamiento, tenga presente que es un escenario que puede llevarle a sentir estrés, ansiedad, soledad, frustración, aburrimiento y/o enfado, junto con sentimientos de miedo y desesperanza. Estos efectos pueden durar o aparecer incluso después del confinamiento. Trate de mantenerse ocupado y conectado con sus seres queridos.

6.    Genere una rutina diaria y aproveche para hacer aquellas cosas que le gustan, pero que habitualmente por falta de tiempo no puede realizar (leer libros, ver películas o series, etc.).

 

Si está padeciendo la enfermedad

Siga las recomendaciones citadas anteriormente y, además, durante la cuarentena:

1.    Maneje sus pensamientos intrusivos. No se ponga en lo peor anticipadamente 

2. No se alarme innecesariamente. Sea realista. La inmensa mayoría de las personas se están curando.

3. Cuando sienta miedo, apóyese en la experiencia que tiene en situaciones similares.  Piense cuántas enfermedades ha superado en su vida con éxito.

 

Claves que nos ayudan a reflexionar para enfrentar mejor la incertidumbre

El objetivo es convivir mejor con el 'qué pasará', sobre todo, ahora que después de un tiempo confinados en la seguridad de nuestros hogares comenzamos a dar pasos dentro de esta 'nueva' realidad que nos invita a cambiar nuestros hábitos y ser más conscientes de que entre todos nos tenemos que cuidar.

1. Aceptación de la incertidumbre

Hemos de tener claro que la incertidumbre forma parte de la existencia, que está ahí y siempre va a estar, y por ello la mejor forma de comenzar a convivir con ella empieza por aceptarla. Tengamos claro que todo no podemos controlarlo.

2. Información razonable

Informarse de forma inteligente y eficiente, que no es lo mismo que sobre informarse. Tener conocimiento de aquello que nos preocupa, de qué implica y de cómo actuar, nos ayuda a aprender a mantener la seguridad interior de cómo hemos de desenvolvernos ante aquello que nos genera incertidumbre. Cuando necesites saber, busca fuentes fiables y expertas, así afianzarás conocimientos que sumarán en seguridad.

3. Autoconocimiento

Obsérvate. La incertidumbre está ligada especialmente a la emoción del miedo y a experimentar ansiedad. Aprender a identificar nuestras emociones y autogestionar cómo funcionan en nuestro interior nos permite sobrellevar los momentos de inevitable incertidumbre que nos toque vivir. Herramientas como la meditación, la relajación y la detención de pensamientos recurrentes, entre otras prácticas, nos permiten mantener ese autocontrol tan necesario en situaciones desconcertantes.

4. Valor y actitud

Pregúntate qué está en tu mano para cambiar la situación ¿Qué puedes hacer tú? Si la respuesta y la solución está absolutamente bajo tu control, perfecto, pero si no es así, la mejor respuesta es aceptar que no puedes desgastarte emocionalmente, reconocer los límites personales y colaborar con lo que esté en tu mano. En el caso de nuestra situación presente ante la pandemia, el mejor ejemplo es la responsabilidad individual ante cómo hemos de convivir con este virus aprendiendo a prevenir, proteger y cuidarnos de forma funcional y con sentido común. ¡Te cuido, me cuidas, nos cuidamos!

5. Organización siempre

Organizar y planificar el cómo vas a actuar para tomar conciencia de qué puedes hacer para sentir esa seguridad que te permite mantener la calma interior.

6. El valor del hoy

Respira el momento presente. Dejar que nuestra mente viaje anticipadamente al qué pasará, dejándose dominar por los miedos de ponernos en el peor de los casos, sólo nos lleva a un estrés anticipatorio que para nada es una verdad absoluta. Con la consecuencia de que en nuestro interior damos rienda suelta a emociones que nos conllevan a estados de ansiedad anticipatoria, angustias y pensamientos tóxicos que no te dejan vivir el presente. Una suma que impide que pienses, reflexiones y actúes de forma sensata y lógica dentro de tu realidad del aquí y ahora.

7. Busca el equilibrio

Debes ser flexible, paciente y constante en mantener tu mente y tu cuerpo en equilibrio de forma objetiva y abiertos a adaptarnos a los cambios. Recordemos que cuanto más nos resistamos ante lo desconocido, es más probable que perdamos el autocontrol y con ello nos veamos invadidos por desagradables emociones y sensaciones.



Comentarios