Dónde está la esperanza


En 2011, con la ciudad sin agua, sin gas, estudiantes en receso y horarios de trabajo reducidos, se llevó a cabo en Manizales, una movilización por una educación de calidad, que tuvo como resultado 99.205 votos.  En medio de la crisis, el voto fue una apuesta por la esperanza.  Hoy no es un tema de ciudad, el mundo entero se enfrenta a un reto gigantesco por el impacto de la pandemia, la cual afecta de manera grave los sistemas de salud y la economía, y hace más profundos problemas como: pobreza, inequidad, exclusión, marginalidad, falta de oportunidades ¿Cómo generar esperanza frente a esta crisis monumental a la cual está avocada la humanidad?  Muchas de las medidas y esfuerzos que hoy se realizan, se enfocan, por razones obvias, en atender la emergencia, darle sostenibilidad a un sistema de salud que, por momentos parece colapsar, mantener cierto dinamismo en la economía para preservar los ingresos de las familias y evitar una catástrofe mayor ¿Cuál es la variable que puede impulsar una transformación de largo plazo en la sociedad?

No tengo duda que la educación es un motor fundamental para reconstruir los pilares de un mundo que se olvidó del valor y la importancia del ser humano, y concentró sus esfuerzos en generar riqueza y desarrollo para unos cuantos.  Si la humanidad ha logrado avances tan sustanciales en materia de ciencia, tecnología e innovación, si el conocimiento ha progresado tanto, cómo llegamos a este punto de deterioro en las condiciones y calidad de vida de tantas personas alrededor del mundo ¿Qué pasó en este camino?  En un foro con expertos académicos, realizado recientemente por el Banco Interamericano de Desarrollo, se planteaba que, ya antes de la pandemia, la educación superior en América Latina presentaba grandes inequidades en oportunidades de acceso y calidad educativa; con modelos de financiación ineficientes; con un crecimiento importante de la demanda de educación superior, acompañado de una oferta muy heterogénea en términos de calidad; con diferencias significativas entre las universidades privadas de élite vs el resto de universidades, privadas y  públicas.  Esquemas de financiación como el de ‘Ser pilo paga’ diseñado en Colombia, ampliaron el acceso y redujeron las brechas en educación superior; sin embargo, generaron otro tipo de retos en términos de adaptación social.

Las experiencias de cada país son distintas, se han creado políticas de financiación y esquemas de becas, así como ciclos preparatorios de enseñanza para los estudiantes; no obstante, el profesor chileno José Joaquín Brunna, dice que este tipo de políticas y herramientas “son importantes, pero no suficientes para cerrar las brechas de desigualdad, producto del origen de los niños y jóvenes, y de su trayectoria escolar”.   El modelo de educación tiene desafíos muy grandes, que empiezan por corregir las desigualdades de base entre los hogares y dar acceso a una educación de calidad desde la primera infancia, para que estos niños puedan llegar un día a las universidades con las capacidades y competencias necesarias, que les permitan aprovechar los beneficios de la educación superior.  Es aquí, según Brunna, donde se juega el futuro de la equidad en América Latina.

Si bien las instituciones han tratado de dar la mejor respuesta ante las demandas de la pandemia, en cuanto a formación a distancia y virtualidad, los expertos consideran que estamos lejos de ofrecer una educación de calidad en esta nueva situación, debido a la desigualdad en el acceso a la tecnología en algunos territorios y grupos sociales, especialmente en las zonas rurales y más apartadas; también, debido a una deficiente preparación de los docentes, más enfocados en hacer clases presenciales que en desarrollar programas a distancia o virtuales.  La consecuencia de esto son estudiantes que se ven forzados a asistir a clases que replican el modelo presencial en la distancia, lo que genera frustración y desinterés en quienes hacen un gran sacrificio para acceder a la formación.  Me pregunto ¿Qué va a pasar con los niños y jóvenes que, por vivir en el campo o en zonas apartadas, han quedado por fuera del sistema educativo? Estos retos son compromiso de todos, no solo del sistema educativo ¿Qué necesitamos hacer como sociedad para enfrentarlos?

Publicado La Patria 28 octubre 2020


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