Qué es normal

La nueva normalidad | El HuffPost 

Llevo varios días haciéndome la pregunta sobre el significado de la expresión ‘nueva normalidad’, que acompaña la reactivación económica después de la pandemia. Sobre el término ‘normal’ la Real Academia dice: “habitual u ordinario”; “sirve de norma o regla”; “dicho de una cosa que, por su naturaleza, forma o magnitud, se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano”. El filósofo Foucault, gran crítico de la normalidad, dice que ésta se refiere a lo que es semejante, se adecua al canon y representa lo que la mayoría busca y quiere para sí; mientras que, la anormalidad tiene que ver con lo raro, feo e irregular, que debe eliminarse. Me pregunto ¿Qué tiene de normal lo que estamos viviendo en el planeta desde que se inició la pandemia? ¿Será que la libertad para salir a la calle, todos al mismo tiempo, sin que haya pasado el riesgo de contagio, sin que tengamos acceso a un tratamiento o vacuna, es lo que necesitamos?

La UNESCO acaba de lanzar una campaña mundial que busca cuestionar esta percepción de normalidad, considerando que “a medida que comenzamos a salir de la pandemia, tendemos a olvidar las lecciones que aprendimos y ‘volvemos a la normalidad’, sin tener en cuenta el impacto de lo que consideramos normal para el medio ambiente, la economía, la salud pública y nuestras sociedades”. Tal vez el uso de la expresión ‘nueva normalidad’ sea una forma de ejercer el poder y contrarrestar, mediante el lenguaje, el miedo y la incertidumbre que acompañan esta situación. Suena peligroso porque, sin importar cómo le digamos, está pasando; es una crisis que, en palabras de los expertos ‘revela los huesos que quedan bajo el tejido roto de la normalidad’; los que tienen y los que no tienen, quiénes son más o menos vulnerables, dónde está el poder, lo que valoran y a lo que temen las personas. Sin duda, una de las cosas que más miedo genera al ser humano es la incertidumbre, no saber qué va a pasar después; y en este caso, ni siquiera sabemos cuándo será después.

Si algo he aprendido, del estudio y experiencia en temas de cambio, transformación y aprendizaje, es la importancia de mirar la realidad de frente, especialmente cuando se trata de situaciones complejas y difíciles. La mejor forma de avanzar es permitir que todos se sientan parte, tengan información de calidad, puedan expresar sus temores y preocupaciones, y encuentren formas de participar en la solución. Ronald Heifetz, director del Centro de Liderazgo de la Universidad de Harvard, dice que los retos de cambio son: técnicos y adaptativos. Los primeros se caracterizan porque el problema es fácil de definir, es posible encontrar soluciones, los expertos pueden resolverlos, es cuestión de conocimiento, método y experiencia. Para los segundos, adaptativos, no hay una solución simple conocida, el problema no se reduce a una ecuación, se requieren nuevos enfoques, competencias y comportamientos, el tema central son las personas, no las máquinas, procesos o procedimientos. Enfrentar retos adaptativos implica el ejercicio de un liderazgo auténtico, que contribuya a fortalecer relaciones basadas en la confianza, que aporten a la reconstrucción del tejido social y al desarrollo de soluciones colaborativas, en las que todos se sientan parte del problema y contribuyan a la solución.  

La campaña sobre la nueva normalidad de la UNESCO plantea la "necesidad de un cambio duradero que debe arraigarse en los corazones y las mentes de las personas de todo el mundo, antes de que pueda hacerse realidad". Es momento para reflexionar y tomar conciencia sobre lo que hemos hecho hasta aquí, en qué medida hemos contribuido a esta situación, qué es lo realmente importante, cuál es la lección o lecciones que deja esta pandemia, dónde están las nuevas oportunidades, qué deberíamos hacer diferente para aportar a la construcción de un mundo mejor; no importa si se trata de mi metro cuadrado, familia, amigos, compañeros de estudio o trabajo. Todos, empezando por los dirigentes del mundo, del País y la Región, así como cada ciudadano, debemos asumir la responsabilidad para aportar, en lo posible, a la transformación de una sociedad que clama a gritos por un mundo más humano, solidario, justo y equitativo.

Publicado La Patria 2 de septiembre 2020

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