Qué hacer con las emociones





Hamlet decía: "No hay bueno o malo, es el pensamiento quien lo designa así". Podríamos aplicarlo a las emociones, no son buenas ni malas... son. Muchas veces decimos estoy bien, estoy mal; pero no es verdad, estar bien o mal no es una emoción, es una opinión -un juicio- que nosotros tenemos sobre cómo nos sentimos.

Las emociones no tienen nada que ver con el coeficiente intelectual, Daniel Goleman uno de los autores más reconocidos en el tema de la inteligencia emocional plantea que "hay correlación cero entre el coeficiente intelectual y la empatía emocional. Están controlados por diferentes partes del cerebro".

El vocablo emoción viene del latín emotio y del verbo emovere que significa mover, trasladar. Con el prefijo e quiere decir hacer mover, sacar de un sitio. Las emociones nos sacan de un estado mental, nos mueven a. Podríamos decir que son un motor para la acción. 

Las emociones aparecen ante estímulos externos e internos; sin embargo también pueden ser inducidas desde la corporalidad:

Susana Bloch. Surfeando la ola emocional

Cuando sentimos que hay peligro aparece el miedo; ante la injusticia aparece la rabia; frente a las pérdidas emerge la tristeza; cuando consideramos que algo es bello aparece la sensualidad. El equilibrio está en el centro, en no quedarse anclado a ninguna de ellas. Por eso es importante aprender a reconocerlas, ponerles nombre, conversar con ellas, y dejarlas fluir.

Sin duda las emociones son muy importantes porque nos hacen sentir vivos, pero hay que permitir que se muevan y fluyan. Las emociones son como el agua de nuestro cuerpo y cuando se estancan nos intoxican y aparecen las enfermedades.

Las emociones no son buenas ni malas, ellas vienen para darnos señales y permitir que nos hagamos cargo de situaciones; todas tienen un lado de luz y un lado de sombra. Veamos algunas.


Rabia

Es la emoción que aparece cuando sentimos que algo es injusto, con nosotros o con algo o alguien a nuestro alrededor. La rabia es fundamental porque nos permite identificar cuando tenemos que poner límites, decir no, alejarnos o poner distancia con alguna persona o situación. 

La rabia es el coraje, la valentía de un ser humano para enfrentar situaciones difíciles; sin embargo, cuando no la reconocemos puede convertirse en irascibilidad o en explosiones de ira que para nada nos ayudan. Podríamos decir que en la cara de luz de la rabia están la firmeza, la valentía y el coraje; pero en el lado de oscuridad están los celos, la venganza y el rencor.
  • Cuerpo: en tensión, listo para defenderse o atacar.
  • Mente: es injusto, no lo quiero para mí
  • Respiración: inhalación y exhalación por la nariz, con los dientes apretados y la mirada fija.
Tristeza

La emoción que aparece cuando sentimos que hemos perdido o estamos perdiendo algo o alguien realmente importante para nosotros. Ella nos invita a valorar lo que tenemos y entender que todo se puede terminar en algún momento, es por eso que tenemos que vivir y disfrutar lo que tenemos.

Es importante reconocerla para que no se convierta en un sufrimiento prolongado o en una depresión.

Cuerpo: decaído, doblado, sin fuerzas, lento.
Mente: me importa, es valioso, no quiero perderlo
Respiración: El aire entra por la nariz y sale por la boca, de forma larga y lenta. Ojos semicerrados, mirada hacia abajo, cabeza caída.

Miedo

Emoción que aparece cuanto sentimos que estamos ante una amenaza, riesgo, peligro. Ella nos invita a ser prudentes, protegernos, cuidarnos. 

Es importante reconocerla para que no nos paralice y nos cierre posibilidades. A veces tenemos miedo al miedo, pero la mejor forma de gestionarlo es reconocerlo y preguntarle cuál es la señal de riesgo que necesitamos reconocer para que nos podamos cuidar.

Cuerpo: Inmóvil, cerrado, en tensión.
Mente: Me puede hacer daño
Acción: Huir, evitar o cerrarse
Respiración: Irregular; inspiración muy corta que hace que el aire se quede en el pecho y genere sensación de ahogo, exhalación incompleta. Ojos abiertos, pupilas dilatadas, estado de alerta.

Un buen ejercicio para aprender a gestionar las emociones es hacer un registro emocional, cada hora. Poner una alarma y cada vez que esta suene, registrar:

1. Evento: En qué situación estoy, qué pasó
2. Cuerpo: Cómo está el cuerpo; relajado, tenso, con dolores en algún sitio, etc
3. Emoción: Identificar y poner un nombre a la emoción que logramos identificar
4. Lenguaje: Qué me estoy diciendo
5. Opciones: Qué elijo hacer

Un registro inmediato, en pocas palabras que empieza a mostrar cuáles son las emociones que predominan en nuestra vida, nos permite hacernos cargo de ellas y tomar decisiones para no reaccionar bruscamente ante situaciones. Es un ejercicio que permite poner pausa y conversar con nuestras emociones. Puede hacerse una semana continua y será de gran utilidad para fortalecer la inteligencia emocional.

Competencias emocionales 

Importantes para fortalecer la forma en que nos relacionamos con nosotros y con nuestro entorno:
1.     Conciencia emocional. Observar, reconocer, ponerle nombre a la emoción que nos acompañan, tomar conciencia.
2.     Gestión de emociones. No negarlas, ocultarlas, o tratar de controlarlas. En cambio, hablar con ellas para entender cuál es la señal que nos quieren dar; reconocerlas en el cuerpo; darles la bienvenida y permitirles que fluyan.
3.     Equilibrio emocional. Aceptar que hagan parte de nuestra vida, nos acompañen y muestren lo que necesitamos ver. Pelear con ellas es pelear con nosotros y el resultado será un gran desequilibrio emocional.
4.     Inteligencia social. Reconocerlas en nosotros y en los otros lo que contribuye a mejorar la escucha, tener empatía, ser solidarios y construir relaciones armónicas.










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