Una reacción fisiológica que prepara el organismo para la acción. Puede ser una señal de alarma que nos permite estar listos para actuar y es por eso que no todo el estrés es malo. Cuando estamos estresados el pulso se acelera, los músculos se tensionan y el cerebro consume más oxigeno. El propósito es la supervivencia; sin embargo, a largo plazo puede ser muy dañino.
Hay una pregunta interesante ¿Cuánto pesa un vaso de agua? La respuesta es relativa, depende de cuánto tiempo lo sostengamos. Si es un minuto, no hay problema; si es una hora puede ser que empecemos a sentir dolor en el brazo; pero, si lo sostenemos un día completo mientras hacemos otras actividades tal vez, nuestro brazo esté entumecido al final del día.
¿Qué hacer?
Vamos a revisar algunos caminos que nos ayudan a aligerar la carga que nos genera el estrés continuado en nuestra vida.
- Reconocer lo que nos genera stres. A veces ponemos todas nuestras preocupaciones en la misma maleta, ellas se mezclan y parece que estuviera demasiado llena, con un peso que ya no podemos cargar. Cuando todo se mezcla es difícil saber qué hacer. Podemos hacer una lista de lo que nos genera estrés; tal vez el encierro, el aislamiento, la falta de trabajo, la pérdida de los ingresos, la quietud o el exceso de actividad, entre otros. Tal vez al hacer la lista podamos eliminar algunas cosas por las que no deberíamos estar tan preocupados. Si puedes solucionarlo hazlo y si no puedes ¿para qué lo cargas?
- Identificar cuál de esas cosas de la lista es la que más estrés -mas preocupación o angustia- nos genera. Identifiquemos de qué se trata y tomemos conciencia que es ésto lo que nos está generando peso adicional. Ahora bien, reconoce en qué parte de tu cuerpo se localiza el estrés, puede ser dolor de cabeza, puede ser en la parte superior de la espalda, puede ser una inflamación del colon, puede ser una gastritis o una úlcera, también dificultad para respirar.
- Veamos un ejemplo: Puede ser que tengamos demasiadas ideas en la cabeza y nos hagamos películas que no necesariamente son reales y en cambio nos ponen en un estado de angustia. Muchas de las cosas que con frecuencia nos estresan no son ideas geniales, por el contrario son opiniones o juicios que alguien ha hecho sobre nosotros y que los convertimos en verdades: 'no soy capaz', 'no voy a lograrlo', 'no soy suficiente', etc. Tal vez sea el momento de reconocer eso que nos estamos diciendo y que solo nos genera estrés y preocupación que no ayudan para nada. Es importante reconocer estas ideas, pararlas cuando aparecen, no darles vueltas, más bien dejarlas ir.
- Permitir que nuestras emociones se manifiesten para identificar cuál es la señal que necesitamos reconocer.
- Miedo: Percibo un riesgo que me invita a cuidarme ¿Qué necesito cuidar en este momento de mi vida?
- Rabia: Tal vez algo es injusto conmigo o con algo de mi entorno ¿Cuáles son los límites que debo establecer?
- Impotencia: Sentimiento de no tener la capacidad, de no ser suficiente ¿Qué es lo que sí puedo hacer?
- Frustración: Demasiado esfuerzo y no logro lo que estoy persiguiendo ¿Qué necesito aceptar y dejar de insistir?
Aprendamos a reconocer las emociones, darles la bienvenida y permitirles que fluyan. La respiración es un buen aliado para esta tarea:
- Tomar aire por la nariz, lo más profundo posible, y llevarlo hasta el estómago
- Retenerlo por unos segundos
- Dejarlo salir, exhalando por la boca, como si estuviéramos apagando una vela. Sacarlo todo hasta que sintamos que el estómago está vacío.
Repetir este ejercicio unas tres veces y cada vez que que nos sintamos atrapados en nuestras emociones.
- Validar si lo que nos tiene estresados es real o no. En muchas ocasiones el estrés responde a un miedo anticipado, a la ansiedad, algo que no ha sucedido. Es importante conectarnos con el presente, AQUÍ y AHORA. El pasado ya pasó y el futuro aún no ha llegado. Nuestra realidad es hoy. Hagamos una lista de todo lo que tenemos hoy, que necesitamos reconocer, valorar y agradecer. Y, cuando hagas algo, concéntrate en esa actividad como si fuera lo único que existiera:
- Cuando comes, come
- Cuando estudias, estudia
- Cuando compartes con la familia, comparte con ellos
- Cuando barres, barre
- Puede ser que realmente estemos ante una situación difícil. La pérdida de un ser querido, una enfermedad, una crisis laboral, etc. Vive lo que tengas que vivir, siente y conéctate con la emoción, para que pueda fluir. Evadir nunca es una buena opción. Las emociones que 'no nos gustan' y a veces calificamos de 'negativas' son muy importantes, porque nos recuerdan que somos vulnerables, que necesitamos cuidado y protección; cuando las negamos nos endurecemos y, aunque suene paradójico, la dureza es más frágil que la sensibilidad.
- Lo duro se quiebra
- Lo sensible se dobla y se adapta
- Poner límites frente al ruido exterior que aumenta el estrés y la angustia:
- Los que dicen que ésto es lo peor
- Los que piensan y te dicen que no vale la pena
- Los que nos cargan con sus quejas y reclamos
- Las noticias que nos llenan de información falsa
- No perder de vista que 'ésto también pasará'. Sea lo que sea que esté causando el estrés, si es real, pasará; y si no es real puedo dejarlo ir. Nada dura para siempre, las historias tienen principio y fin; las buenas y las tristes o dolorosas. Es importante poner perspectiva en nuestra situación y entender que en el pasado ya hemos atravesado situaciones difíciles y, sin embargo, estamos hoy aquí.
'Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar; valor para cambiar aquellas que puedo; y, sabiduría para reconocer la diferencia'.
- Hacer cosas que podamos disfrutar, que nos enriquecen y no nos agobian. Es importante explorar y descubrir lo que da paz a nuestro espíritu. Puede ser:
- Escribir en automático. Sin pensar, sin juzgarlo, conectar el lapicero con nuestro corazón y dejar que salga todo lo que está haciendo daño a nuestro ser.
- En la noche: sacar toda la carga del día
- En la mañana: poner una intención amorosa para la jornada
Cierro con esta hermosa historia tomada de internet, tal vez sea una lección para muchos:
"Un grupo de profesionales exitosos en sus carreras, se reunió para visitar a su viejo profesor de la Universidad. La conversación se centró en las quejas sobre el estrés en el trabajo y en la vida cotidiana.
Ofreciéndoles algo caliente de beber, el profesor fue a la cocina y regresó con café y una gran variedad de tazas; de porcelana, plástico, vidrio, cristal, comunes, caras, exquisitas... Les pidió que tomaran una taza y se sirvieran café caliente.
Lo que en realidad querían era café, no la taza, pero inconscientemente tomaron las mejores tazas y hasta las estuvieron comparando con las tazas de los demás.
Fíjense bien, prosiguió, la vida es el café, pero sus trabajos, el dinero y la posición social son las tazas. Esas tazas deberían tan solo ser herramientas para contener la vida, lo que hay dentro, la vida, no será ni mejor, ni peor. La calidad de la vida no cambia dependiendo de la taza.
Recuerden: vivan de manera sencilla, tengan paz, amen y actúen generosamente, sean solidarios y solícitos, hablen con amabilidad. La persona más valiosa no es la que tiene más sino la que necesita menos.... DISFRUTA TU CAFÉ."
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