La peor señora del mundo
Resumen del cuento original de Francisco
Hinojosa
En el norte de Turambul, había una vez
una señora que era la peor señora del mundo. Era muy gorda, fumaba tabaco y
tenía dos colmillos puntiagudos y brillantes. Usaba botas de pico y tenía unas
uñas grandes y filosas con las que le gustaba rasguñar a la gente. A sus cinco
hijos les pegaba cuando sacaban malas calificaciones y también cuando sacaban buena
nota.
Los castigaba cuando se portaban bien y
cuando se portaban mal. Les echaba jugo de limón en los ojos lo mismo si hacían
travesuras que si le ayudaban a barrer la casa o a lavar los platos de la
comida … Los niños del vecindario salían
corriendo, cuando la veían; también los señores, señoras, viejitos, la policía,
los dueños de tiendas. Hasta los animales se escondían cuando se acercaba.
Un día sus hijos y todos los habitantes
del pueblo se cansaron de ella y prefirieron huir de allí porque temían por sus
vidas. El pueblo se quedó solo y la señora ya no tenía a quien maltratar; solo
había una paloma mensajera a quien ella le daba migajas de pan con salsa
picante y agua con vinagre, también le arrancaba las plumas.
Cuando se dio cuenta que necesitaba a
los habitantes del pueblo decidió enviar un mensaje con la paloma. En el mensaje pedía que la perdonaran por haberlos
tratado tan mal y que no volvería a pasar.
La gente volvió al pueblo, pero ella
siguió comportándose igual o peor que antes.
La gente del pueblo decidió que esto
tenía que terminar, así que decidieron engañarla. Cada vez que la señora los maltratara
le darían las gracias, no importa lo que hiciera, solo dirían gracias y
pedirían más.
También decidieron que si por alguna
razón la señora hacía algo bueno se iban a quejar como si les doliera y fuera
lo peor. Así fue como la señora empezó a
cambiar sus hábitos por cosas buenas.
Un día se encontró con un señor que le
pidió le diera un golpe en la espalda. Ella se puso furiosa y le dijo que no
tenía derecho a pedirle favores; así que le dio una moneda al hombre y este le
reclamó ¿Qué le pasa señora? yo no quiero su horrible dinero, no me insulte.
Contenta que al hombre no le gustara su
dinero, sacó todos los billetes y monedas que tenía y se los arrojó al sombrero
del señor… lo mismo pasó con todas las personas del pueblo.
Fue así como la señora siguió haciendo
las cosas malas que ella pensaban hacían daño, pero que realmente eran buenas
para quienes estaban a su alrededor.
La APA -Asociación Americana de Psicología- define la violencia doméstica como:
"Un patrón de conductas abusivas que incluye: maltrato físico, maltrato sexual, maltrato psicológico, usado por una persona en una relación íntima, contra otra, para ganar o mantener el poder, el control o la autoridad".
- Violencia física: Cualquier comportamiento que genere una lesión o algún dolor. Puede ser activa, cuando hay agresión directa de algún tipo; pero también pasiva, cuando hay privación de cuidados médicos, no se avisa sobre situaciones de peligro, o se deja morir a la otra persona.
- Violencia psicológica: Las conductas que atentan contra la integridad de la persona: humillaciones, amenazas, ridiculización, aislamiento social o económico, desvalorización, sentimientos de culpa.
- Violencia sexual: Cualquier conducta para forzar al otro a la intimidad sexual: intimidación, amenaza, abuso.
El maltrato espiritual y económico son considerados formas de maltrato psicológico. Desafortunadamente es mucho más lo que pasa que lo que se conoce y denuncia.
Se habla de un patrón de violencia intrafamiliar; aunque cada caso puede ser diferente, porque todas las relaciones son diferentes.
Patrón de violencia intrafamiliar:
- Acumulación de tensión
- Explosión/agresión
- Arrepentimiento/reconciliación
Acumulación de tensión:
- Por situaciones que no se expresan
- Problemas en la comunicación
- No entender o no querer entender lo que le pasa al otro
- Suponer, en cambio de preguntar
- Querer que los otros hagan llo que el papá, la mamá o la pareja espera que hagan
- Temas de trabajo que hoy -por la pandemia- se convierten en familiares; dado que el hogar se convierte en el sitio de la familia, el trabajo y el estudio.
- Esconder miedos y preocupaciones: pérdida del trabajo, ingresos insuficientes, temas de salud.
La incertidumbre que hoy se vive por el coronavirus y la cuarentena genera: miedos, rabia, impotencia, frustración, que hoy se viven en el hogar y se convierten en pérdida de la privacidad y causa de múltiples tensiones. que no siempre las personas están en condiciones de manejar de manera saludable.
El hogar se convierte en una olla a presión que a veces estalla y hace daño, especialmente a las personas más frágiles e indefensas.
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