La sátira de los oficios es un texto escolar del antiguo
Egipto, escrito en varios papiros, se cree viene del Primer Período Intermedio
o del Imperio Medio.
Un hombre llamado Kheti acompaña a su hijo Pepi a la Residencia para que entre como discípulo en la escuela de escribas. Por el camino le explica los inconvenientes de las diferentes profesiones, para establecer la diferencia con la situación social y profesional de los escribas, que fueron los primeros archiveros en la historia, esto es custodios de los documentos más valiosos de la sociedad:
Un hombre llamado Kheti acompaña a su hijo Pepi a la Residencia para que entre como discípulo en la escuela de escribas. Por el camino le explica los inconvenientes de las diferentes profesiones, para establecer la diferencia con la situación social y profesional de los escribas, que fueron los primeros archiveros en la historia, esto es custodios de los documentos más valiosos de la sociedad:
Le dijo: "He
visto a los que han sido apaleados. ¡Aplícate a los libros! He visto a los que
fueron llamados al trabajo. Mira, nada hay mejor que los libros; son como un
barco en el agua. Lee al final del Libro de Kemyt y encontrarás allí el
proverbio que dice: 'Con relación al escriba en un puesto cualquiera de la
Residencia, no sufrirá allí'. Ya que satisface las necesidades de otro, ¿cómo
no va a terminar satisfecho? No he visto función comparable a ésta, de la que
decirse puedan estas máximas.
Voy a hacer que ames los escritos
más que a tu madre; voy a presentar sus bondades ante ti. Es más grande que
cualquier otra función; no existe en la tierra su igual. (…) Nunca vi a un escultor como mensajero, ni que
un orfebre fuera enviado.
El escrito hace referencia a la
tarea, fatigas, dificultades y cansancio de: el herrero, el carpintero, el
joyero, el barbero, el cortador de caña, el alfarero, el albañil, el jardinero
y el campesino. Y al final concluye:
[...] Mira, no hay una profesión
que esté libre de director, excepto el escriba. Él es el jefe. Si conoces la
escritura, te irá mejor que en las profesiones que te he presentado. Míralos en
su miseria. Nadie dirá: "Un campesino y un hombre". Ten cuidado. Mira
lo que he hecho viajando hacia la Residencia. Lo hice por amor a ti. Un (solo)
día en la escuela te será beneficioso. Es (algo) para la eternidad; su trabajo
es (como) piedra...
[...]
Mira, te he colocado en el camino del dios. (…) Mira, no hay escriba que carezca de comida y
de bienes de palacio (v.p.s.). (…) Ruega a dios por tu padre y tu madre, que te
han colocado en el camino de la vida. Atiende a estos (consejos) que he puesto
ante ti, tus hijos y sus hijos..."».
(Versión
de José Miguel Serrano Delgado, Textos para la historia antigua de
Egipto, Madrid, Cátedra, 1993, pp. 221-224.
La importancia de los archivos es indiscutible; promueven el conocimiento, custodian y preservan nuestra memoria, difunden nuestro patrimonio histórico, dan acceso a los ciudadanos, son garantía de protección de datos y propiedad intelectual, impulsan la investigación histórica y científica, apoyan la gestión documental de las organizaciones, apoyan la transparencia y la rendición de cuentas, dan agilidad en la localización de la información.
También abren la posibilidad a una conversación que, de otra manera no sería posible; nos permiten escuchar y aprender de personas y situaciones del pasado, así como, dejar un legado para quienes vendrán después.
Cuando se busca en internet sobre archivos y gestión documental, el tema parece estar enfocado, casi exclusivamente, en bibliotecas, documentos, libros, revistas, etc. poco se hace referencia a quienes hacen posible que esto pase. No solo autores, científicos, escritores, artistas, también personas que se encargan de hacerlos posible, producirlos, organizarlos, cuidarlos y permitir que otros tengan acceso a ellos. Este es un oficio que parece olvidado; sin embargo, es sumamente importante.
Los invito a escuchar la conferencia; si está interesado puede acceder al archivo de la presentación en el siguiente link: Presentación
Cierro con una pequeña historia, en relación con la importancia de dar sentido a lo que hacemos en nuestro trabajo, en la familia y en la sociedad:
"En la edad media, hay un monje que va caminando por la construcción de una catedral, se le acerca al primer obrero y le pregunta: ¿qué estas haciendo? El hombre agachado le dice: 'estoy picando piedra'. Sigue caminando y se acerca a un segundo obrero, le pregunta: ¿qué estas haciendo? El hombre le responde: 'estoy levantando una pared'. Sigue caminando y se acerca a un tercer obrero, le pregunta: ¿qué estas haciendo? El hombre se levanta y le dice con orgullo: 'estoy construyendo la catedral más importante del mundo'. Era la construcción de la catedral de Notre Dame".
¿Cuál de estos hombres tenía un propósito mayor? ¿Cree que ésto hace alguna diferencia?
Nuestro propósito en el trabajo y en la vida, no solo debería ser hacer una tarea, mover documentos, limpiarlos, clasificarlos, o lo que sea que hagamos para ganarnos el sustento, nuestro propósito debería estar conectado, con un propósito mayor que nos aporte felicidad y tenga sentido.
Perdemos el sentido, cuando:
- Nuestra vida no tiene significado y trabajamos porque nos toca
- Las normas se convierten en una carga que debemos cumplir
- La rigidez en los procedimientos no nos permite innovar
- Hay una relación fría entre la organización y la persona
- Otros se llevan el crédito de nuestro trabajo
- El trabajo se convierte en rutina
- ¿Qué oportunidades tienes en tu día a día de conectar significativamente con otros?
- ¿Puedes descubrir tu esencia, tu naturaleza auténtica, eso que te da identidad y te hace único?
- ¿Cómo se conecta tu trabajo con tu esencia?
- ¿Qué te da energía en el trabajo?
- ¿Qué consume tu energía a lo largo del día?
- ¿Qué podrías hacer para sentirte más vivo en tu trabajo cada día?
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