En modo aprendizaje


Navegando en las crisis: autocuidados y apoyo entre iguales en ...

¿Cuál es el momento más difícil que ha enfrentado? Tal vez reconozca que ha sido el tiempo de mayor crecimiento en su vida. Estoy convencida que los mayores aprendizajes vienen de las crisis más fuertes, donde hemos tenido que salir de nuestra zona de confort; ese sitio cómodo en el que permanecemos la mayor parte del tiempo, por costumbre o por miedo. No es fácil aceptar la incertidumbre que genera lo desconocido, especialmente cuando no tenemos indicios de lo que puede pasar. Hoy estamos ante un momento de esos en los que ninguno de nosotros hubiera querido estar; no lo buscamos, simplemente llegó, y tal vez, vino para quedarse. Tratar de pararlo no parece ser una opción real. Si bien la investigación avanza y muchos expertos están en la búsqueda de soluciones, no es posible predecir con exactitud cuando habrá una vacuna, cuál será la magnitud del impacto en la economía y las relaciones internacionales, cuándo podremos salir con tranquilidad, o cómo será el mundo después de la pandemia.

Lo más sensato sería aceptar la incertidumbre como parte de la normalidad; hoy es la pandemia, mañana puede ser otro virus o algún fenómeno de la naturaleza. Este es el mundo VICA; volátil, incierto, cambiante y ambiguo ¿Qué podemos hacer?  Parece que la información, en cambio de generar tranquilidad trae confusión; hay tal cantidad en direcciones opuestas, que no es posible identificar lo que es cierto. Frente a una nueva realidad, muchas de las cosas que se daban por ciertas, se vuelven obsoletas o inadecuadas. Por supuesto, los descubrimientos y lecciones del pasado son útiles, pero insuficientes. No es posible decir que existe una fórmula para superar la crisis y predecir el futuro; es el momento de entrar en modo aprendizaje. No se trata de tener datos, estos se convirtieron, como dice Yuval Noah Harari, en una religión; sin embargo, solo son una representación simbólica de una parte de la realidad. Tampoco se trata de tener información, porque su calidad depende de los intereses y capacidad de quienes la analizan y entregan; en ocasiones, está sujeta a beneficios políticos o económicos que van en contra de la transparencia. El conocimiento tampoco lo resuelve todo; hay nuevos retos e interrogantes producto de una realidad que se transforma. Además, no es lo mismo el conocimiento almacenado, que aplicado a la vida y los problemas de la sociedad.

El aprendizaje tiene muchos enemigos. Uno de ellos es la falta de humildad: incapacidad de decir ‘NO SE’ y necesidad de opinar sobre cualquier tema como si fuéramos expertos. Desafortunadamente estamos llenos de arrogancia, especialmente por parte de quienes tienen la responsabilidad de definir el rumbo de la sociedad; también hay muchas opiniones, algunas calificadas y otras no, que se plantean como verdades. De otra parte, está la fuerte tentación de volver al pasado y recuperar la ‘antigua normalidad’; a través de la reactivación parcial de la economía, que sin duda es importante, pero no suficiente; es fundamental considerar todas las variables del ecosistema. Necesitamos reconocer que, ante la incertidumbre, somos ignorantes y nadie tiene la respuesta; debemos ensayar y equivocarnos, decía hace poco Juan Carlos Echeverry. Otro reto importante es soltar la rigidez y necesidad de control; el aprendizaje requiere apertura y flexibilidad, para explorar y actuar en ‘modo borrador’; puede que funcione o no, pero hay que atreverse.

Otro enemigo del aprendizaje es la necesidad de tener todas las respuestas en el menor tiempo. El arte de preguntar parece estar en desuso, y en muchas ocasiones, se asocia con ignorancia. Sin embargo, la capacidad de hacer preguntas es un atributo fundamental de la inteligencia, que permite explorar nuevas posibilidades, descubrir alternativas e innovar. Humildad, apertura, observación, reflexión e indagación, son temas clave para enfrentar la incertidumbre y prepararnos para una transformación, que se nutre de la participación y el compromiso colectivo. Es necesario sobrevivir y tomar medidas de emergencia, sin quedarnos en la inmediatez. Cuáles son las preguntas que no nos atrevemos a hacer por el afán de tener respuestas, qué pasa si damos la bienvenida a la incertidumbre y nos permitimos entrar en ella desde la curiosidad, dejándonos sorprender por lo nuevo que aparece.


Publicado La Patria junio 10 de 2020

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