El lenguaje del amor



Querer mucho no es querer bien; el amor no es un tema de cantidad sino de calidad. Esto es válido tanto para el amor romántico -eros- como otros tipos de amor. Cuando el amor es posesivo, irracional, controlador y manipulador se vuelve dañino y puede ser destructor. Esto es lo que se llama 'amor tóxico'.

Este amor 'en exceso' es muy demandante y puede ser tiránico. Hay  cuatro trampas en este tipo de relación:
  1. "Todo o nada". Una relación que se cierra a los demás y exige dedicación mutua exclusiva.
  2. "Debería". El otro debería demostrar permanentemente su amor, si no lo hace es porque le falta amor.
  3. "Culpa". Buscar formas para hacer sentir culpable al otro por no cumplir las expectativas y deseos de la persona.
  4. "Imaginación catastrófica". Hacerse películas infundadas y desconfiar por temor al engaño o la traición.
Esto no solo sucede en las parejas, puede pasar con los hijos y relaciones de amistad. La lección es que, no hay que amar demasiado, de manera posesiva; tampoco se trata de una batalla. Es un proceso de conocimiento, reconocimiento, valoración y comprensión mutua.

El amor humano tiene límites, estos están en la integridad, dignidad y felicidad; cuando uno de los tres es vulnerado, es hora de dejar la relación.

El amor sano, en cualquier tipo de relación, debe estar basado en valores:
  • Respeto: Ver y aceptar al otro como es, ser consciente de su individualidad. El otro tiene derecho a crecer y florecer sin ajustarse a mis planes.
  • Confianza: Aceptar y confiar en el otro con sus buenos y malos ratos, sin necesidad de comprobar lo que dice, sin querer que sea perfecto.
  • Honestidad: Sinceridad y auto crítica. Compartir deseos, sueños y anhelos, entendiendo que pueden ser diferentes a los míos.
  • Apoyo: Reconocer que tenemos necesidades diferentes. Permitir y acompañar al otro para que pueda crecer.
  • Igualdad: Equilibrio y reciprocidad entre dar y recibir.
  • Identidad propia: Cuidar lo que cada uno es, ocupándose del otro pero también de uno mismo. No convertirse en 'siameses'. Cada uno debe sentirse completo y libre. La otra persona no está para llenar nuestros vacíos.
"Enamorarse es amar las coincidencias, amar es enamorarse de las diferencias". Jorge Bucay
  • Buena comunicación: Conversación y diálogo permanente, basados en una escucha profunda, negociación y acuerdos, poner límites. Escuchar no solo las palabras sino las emociones y las intenciones de la otra persona, como dice esta historia:
"Un hombre va donde su maestro y le pregunta 'maestro, tengo problemas con mi esposa'. El maestro le dice 'anda y escucha lo que tu esposa te dice'. 
El hombre regresa al poco tiempo donde el maestro y le dice: 'maestro, he hecho lo que me dijiste, he escuchado todo lo que mi esposa me dice, pero no podemos solucionar los problemas'. El maestro le dice 'ahora anda y escucha lo que tu esposa no te dice'."

¿Cuál es la mejor escuela para aprender a amar?

Podríamos decir que la familia es el sitio donde se siembra la semilla del amor en la persona. El amor entre los padres, el amor de esa mamá cuando lleva el bebé en su cuerpo, todo el cuidado y protección que recibe el bebé en su infancia son determinantes fundamentales para la formación de una buena autoestima. 

Este ser humano que desde el momento de la concepción recibe un amor sano por parte de sus padres, crece en una familia saludable y construye una identidad basada en valores, es el que tendrá la capacidad de salir de sí mismo para reconocer y valorar a los que son distintos a él. 

Situaciones como el abandono, maltrato, sobreprotección, indiferencia y dureza en los primeros años de formación traen como consecuencia problemas de autoestima y vacíos que hacen más difícil desarrollar un afecto sano hacia los demás.

Nuestra historia personal y las experiencias de la infancia, definen la forma en que nos relacionamos con nosotros y con otros a lo largo de nuestra vida. La codependencia emocional de la que hemos hablado en otros sitios de este blog es resultado de experiencias traumáticas en la infancia.

Es en esta etapa donde se empiezan a desarrollar nuestras competencias emocionales, aprendemos qué quiere decir el amor:



En mi opinión es una palabra que se escribe con mayúscula AMOR, y es mucho más que romanticismo y erotismo, podríamos llamarlo Amor universal o también Amor de Dios si somos creyentes. Creo que es lo que le falta al mundo de hoy y tal vez es parte de la razón por la cual estamos hoy en una situación de incertidumbre tan compleja. 

La pandemia hizo más visibles situaciones problemáticas que ya estaban afectando a la humanidad, como consecuencia del: egoísmo, la arrogancia, el foco en el dinero, el descuido de la salud, desde una perspectiva integral. 

La vulnerabilidad no es sinónimo de pobreza o falta de recursos, es la necesidad de cuidado y Amor que tenemos los seres humanos. Desde la vulnerabilidad y no desde la arrogancia, podremos construir un mundo mas solidario, sin discriminación y exclusión. Un mundo donde la prioridad sea el bienestar, el buen vivir, para todos.

La tarea de poner el amor en el mundo de hoy empieza en la familia y a ella necesitamos aportar todos. No parece una ruta fácil, especialmente porque la palabra Amor puede  generar reacciones contradictorias, inclusive temor y desprecio. Pero, es la forma de llenar los vacíos que hoy tenemos en nuestra sociedad que se traducen en múltiples problemas en la salud física, emocional y también la salud del planeta. 









Comentarios