La angustia fue la denominación inicial que dio Freud a lo que hoy denominamos como 'ansiedad'; inicialmente se consideraban sinónimos. La psicología clínica considera que la angustia es un tipo de ansiedad, un miedo intenso que dura poco, genera malestar, sensación de sofoco, sufrimiento mental; también puede generar tristeza y sensación de impotencia.
Aparece cuando nos enfrentamos a situaciones que consideramos insoportables, donde parece que perdemos el control y no sabemos cómo encontrar el camino para continuar.
Algunos síntomas de angustia pueden ser:
- Preocupación y temor exagerado
- Imaginación de escenarios catastróficos
- Desesperación 'la persona no se halla'
- Falta de aire, mareos, sudoración, tensión muscular, sequedad en la boca, fatiga
- Opresión en el pecho
- Sofoco
- Evasión de situaciones que generan miedo
- Dificultad para dormir
Si estos síntomas aparecen lo mejor es buscar ayuda profesional.
La siguiente historia puede darnos alguna idea sobre la forma de superar la angustia:
"El discípulo le pregunta al maestro: ¿Cómo haces para estar siempre tranquilo? ¿Cuál es tu secreto? El maestro le dice:
- Cuando como, como
- Cuando duermo, duermo
El discípulo le dice: yo hago lo mismo y no estoy tranquilo.
El maestro le dice: no, tu piensas mientras comes y sueñas mientras duermes." -cuento zen-
El mensaje es estar presentes en lo que hacemos en cada momento, no sumar todo lo que nos pasa y dejarlo rumiando en nuestra cabeza; no vivir en el pasado, ni hacer películas sobre un futuro que no ha sucedido.
Algunas ideas para enfrentar y superar la angustia:
- Reconocer e interpretar la causa y no calificarla como insoportable
- Detectar los pensamientos que nos provocan angustia
- Analizar si vale la pena preocuparnos por algo que ya pasó, que todavía no ha sucedido, o que tal vez no está bajo nuestro control
- No enfocarse en los síntomas
- Tomarse una pausa para respirar, inhalar, retener y exhalar, dejando de lado cualquier otra actividad. La respiración es una forma excelente para bajar la ansiedad frente a situaciones difíciles.
- Hacer cosas que nos generen calma: ejercicio físico suave, música, pintura, etc.
- Pensar con humor en la situación
- Pedir ayuda, si es necesario a un profesional