Desarrollo para un mundo nuevo

Frases de solidaridad: pensamientos inspiradores y solidarios

Empiezo por retomar algunas frases del mensaje del papa Francisco, este domingo, al impartir la bendición ‘Urbi et Orbi: “Este no es el tiempo de la indiferencia, porque el mundo entero está sufriendo y tiene que estar unido para afrontar la pandemia. Este no es el tiempo del egoísmo, porque el desafío que enfrentamos nos une a todos y no hace acepción de personas. Este no es el tiempo de la división. Este no es tiempo del olvido (…). Las palabras que realmente queremos escuchar en este tiempo no son indiferencia, egoísmo, división y olvido. ¡Queremos suprimirlas para siempre! Esas palabras pareciera que prevalecen cuando en nosotros triunfa el miedo y la muerte (…).

Un discurso absolutamente relevante que podría ser la puerta de entrada para una nueva definición del desarrollo que, hasta hace unos meses, estuvo asociado con crecimiento del producto interno bruto, productividad, competitividad e indicadores económicos; un desarrollo que puso en segundo lugar la salud, la dignidad del ser humano y el cuidado de la naturaleza. En estos días leí algo sobre el dilema de cuidar el planeta o cuidar la vida humana, creo que es parte de la razón que nos trajo hasta aquí, pensar que el ser humano y la naturaleza, la casa común de la que habla San Francisco de Asís y que retoma Francisco en ‘Laudato Si’, están en lugares opuestos. Somos parte de la casa común, habitamos en ella y nuestra responsabilidad es cuidarla y cuidamos. Un desarrollo que se enfocó en conseguir cada vez más, poder, riqueza, conocimiento y bienestar para quienes ya lo tenían, pensando que de esa manera se podrían beneficiar los otros; pobres, marginados, enfermos, y vulnerables; desconociendo que ésta es una realidad de la cual hacemos parte todos. Esta es una de las lecciones de la Covid-19, que no distingue entre unos y otros, toca a todos por igual y nos pone a pensar en la necesidad de pasar del yo al nosotros.

Una inquietud permanente por la indiferencia en el mundo me llevó a estudiar Humanidades y Teología; durante dos años y medio adelanté una investigación sobre el sentido del desarrollo social y humano, visto desde la espiritualidad de mujeres con edades, roles, experiencias y miradas diferentes de la vida. Fue muy bello encontrar que, todas coinciden en la necesidad de un desarrollo más humano que valore la diversidad, la construcción colectiva, y el encuentro con el otro, que se traduce en un nosotros y rompe con la mirada individualista del mundo actual. También fue interesante ver que, independiente de sus creencias religiosas, este grupo considera que la espiritualidad nos hace mejores seres humanos, nos permite tener mayor conciencia, nos invita a reconocer al otro y ver su necesidad detrás de las apariencias, para lograr una convivencia que rescate la dignidad de los que sufren y están marginados. Una de mis conclusiones en esta investigación, que terminé en diciembre pasado, es que ‘el mundo necesita una nueva concepción del desarrollo que empiece por hacer un alto en el camino, escuchar menos el ruido y más el silencio, escuchar lo que no estamos escuchando, escuchar la voz de los que no tienen voz, generar espacios para conectarnos con la profundidad del corazón, dejándonos tocar por el dolor de los que sufren, permitiéndonos reconocer que, sin importar el nivel de riqueza y poder, todos somos igualmente vulnerables y estamos necesitados de cuidado y protección’.

Creo que hablar de desarrollo hoy, durante y después del coronavirus, tiene que marcar una diferencia, espero que tengamos la memoria suficiente para no volver a los modelos anteriores, que demostraron ser insuficientes frente a problemáticas muy complejas, y nos trajeron hasta aquí. Es tiempo de sobrevivir, de prepararse para construir un mundo mejor y enfrentar nuevas adversidades, y por supuesto es hora de reinventarse, no desde modelos cuantitativos y técnicos sino desde la construcción de un propósito común que nos inspire y movilice para hacer de este un mejor planeta. Qué deberíamos hacer, tú y yo -nosotros-, para aportar a este proceso que, como dice el papa Francisco, no es magia, es un camino de AMOR que todos necesitamos empezar a recorrer

Publicado La Patria - 15 abril 2020